¡Qué ganas tenía de hablaros de las microesferas copolímeras de acrilato!
Desde que conozco la verdadera historia de las microesferas, es que no he vuelto a ser el mismo. Espero que a vosotros también os cambie la vida. Y aunque lo parezca, tranquilos que no quiero vender nada.
La historia comienza cuando Spencer Silver, que era un investigador en el campo de los adhesivos, y que trabajaba en una empresa que le permitía gastar un 15% de su tiempo en proyectos en los que él creyera, tuvo un fallo y obtuvo un adhesivo compuesto de partículas diminutas que sólo conseguía sujetar un papel, siempre y cuando este no se ensuciara. ¿Os va sonando?
Un día que se encontró con su amigo Fry (que no es el del Futurama), le comentó la posibilidad de solucionar el engorroso problema que este tenía, y es que necesitaba un punto de libro para el himnario de la iglesia presbiteriana de su localidad, que se quedara en su sitio, pero que luego se pudiera quitar sin dañar el libro (un poco especial este señor). El caso es que aplicó las microesferas a un papelito, y hasta escribió una nota, y….¡explotó! No, es broma, resulta que acababan de encontrarle una aplicación al adhesivo.
Como sus mentes fueron mucho más allá, y pensaron que si servían para el himnario, quizás servían para más libros, la empresa 3M decidió lanzarlo al mercado, con éxito sólo en la última de las campañas, cuando decidieron regalar muestras gratuitas, y es que, como cambia nuestra percepción cuando tenemos que comprar algo, o nos lo regalan.
Pues bien, he aquí ¡¡¡LA VERDADERA HISTORIA DEL POST-IT!!! Sí, sí, las microesferas copolímeras de acrilato son el adhesivo que lleva un de los mayores inventos del siglo para la oficina, el Post-It.
Por cierto, como me parecía un poco tonto poneros una imagen de un post-it, he buscado un vídeo, y creo que no podía haber encontrado nada más original.
No es que sea nada nuevo, pero tenía un papelito enganchado en el monitor, pendiente de hablaros de este tema…
Isra, estas que te sales. Como me gustan estos post en tu blog.
Jajaja. Gracias, gracias…
Un toque de humor siempre va bien…
Saludos
Iré por todo el mundo y difundiré la buena nueva.