Lectura para el fin de semana…
Estuve en una charla en la Cámara de Comercio de Terrassa, con ponentes de alto copete incluidos, bajo el título: «Productividad de empresa, competitividad de país», y… explico.
Cuando estudiaba, un profesor perdió mi examen (sí, estas cosas pasan). Como soy un pesao, y me gusta conocer mis notas, visitaba al profesor reclamándole una respuesta. Sería mi cuarta o quinta visita, y volvía a explicarme el profesor que no entendía lo que podía haber pasado, que estaban hablando con no se quien, que si el becario y bla bla bla. Me salió: «Tranquilo, no se trata de buscar culpables ni explicaciones, sino de buscar una solución». Al final del trimestre, tras una escabechina general en economía, «los sin examen», tenían un 5 de nota final, incluso alguno merecería esa nota, pero yo no me merecía el 6. Prefiero pensar que al soltarle aquella frase pensó: «que lejos va a llegar este chico…» jajaja
Para mí es una máxima no buscar culpables y buscar soluciones, básicamente por ahorrar tiempo. Curiosamente, en lo referente a la técnica, aplico todo lo contrario, buscando los culpables, encuentro las soluciones. Pero esto es una tema para otro artículo.
¿Por qué os he soltado este rollo? Pues porque del rato que duró la charla, buena parte de ella se centró en buscar culpables y levantar el dedo con el «yo ya decía…»
Esto no debería sorprender a nadie, es verdad, pero me mosquea un poquito el hecho de que la charla llevara por título productividad ¿a ver si es que no todos entendemos lo mismo por productividad?
Para mí, la productividad es conseguir un objetivo con el mínimo de recursos posible. No se trata de trabajar, ganar, fabricar o vender más o menos, pero sí de hacer lo que se ha fijado como óptimo. Si a esto le sumo la competitividad, significa que automáticamente redefino los límites fijados y mientras estoy dirigiéndome hacia esos objetivos, que mejoran los anteriores, estoy aumentando mi productividad y por tanto mi competitividad. Por ejemplo hacer lo mismo en menos tiempo o hacer más en el mismo tiempo. La competitividad implica obligatoriamente compararse con «algo», aunque sea con nosotros mismos.
Una conclusión que extraigo de la charla, es que cada día confirmo más la distancia creciente entre el mundo real, y el mundo de los negocios. Durante mucho tiempo fui azote (modestia la mía) de networkers que dedicaban tiempo a hablar de gestión del talento, de gestión de recursos humanos, de formación, de implicación del personal, de motivación ¡nunca me he creído nada! Siempre he pensado que la mayoría de las veces son políticas poco efectivas con buenas intenciones: «Mire Sr. Cliente el excelente resultado de nuestra política de motivación de varones de entre 29 y 31 años con hijos entre los 3 ó 4 años con al menos un abuelo a su carga y automóvil entre los 90 y 103CV».
Ni los primeros saben que hacen ni piensan los segundos, ni los segundos saben que hacen ni piensan los primeros ¡y dicen que vivimos en la era de la comunicación! Y lo peor, ya a nadie le interesa saberlo.
Al finalizar la charla, no acababa de entender muy bien porque había tantas caras de satisfacción entre los asistentes, casi todos ellos empresarios. Incluso alguno agradeció las aportaciones hechas por los ponentes por arrojar luz sobre el asunto (de la crisis) ¿cómorl? ¿manderl? Primero pensé que era culpa mía, y que no se leer entre líneas, o como no soy empresario, no he pillado los conceptos subliminales lanzados por los ponentes ¡y un huevo!
Repasando mentalmente la sesión mi conclusión es otra: el que venía a la sesión pensando que iba a sacar ideas, se las ha autogenerado el mismo; el que venía buscando respuestas, se ha autoconvencido de ellas el mismo; el que venía a pasar un rato con amigos de penas, se fue con la misma cara con la que vino; en resumen, creo que hubo pocas aportaciones directas y concisas sobre qué hacer con la productividad para mejorar nuestra competitividad, y que se utilizó la gran parte del tiempo en jabones, charlas de barra, y críticas a unos y a otros ¡o sea! En mi bar de cada día saco las mismas conclusiones por menos dinero… (depende del bocata).
Como la verdad es que se me hizo un poco largo el encuentro por la falta de concreción, me guardé mis reflexiones y comentarios, y la verdad es que es una pena, porque me hubiera gustado que me replicaran allí mismo, realmente el nivel de los ponentes, parecía muy bueno. En cualquier caso, para eso escribo en el blog…
Formación y educación – ¿Qué sentido tiene quejarse del bajo nivel actual de formación? Por mucho que busquemos responsabilidades en los gobiernos (que es toda suya), sobre los despropósitos que se llevan sucediendo en este país a nivel educativo, poco vamos a rascar. Los políticos están dominados por el capital; y el capital de momento no ve rentabilidad en la educación, de hecho prefiere la planitud, a ¿por qué no se recuperan las viejas escuelas de aprendices? Menos subvencionar la formación, y más invertir en infraestructuras para la formación (por ejemplo).
Fijación de objetivos – Siempre he pensado que por mucho que los de arriba trabajen en la fijación de objetivos, hasta abajo no suele llegar ninguna instrucción clara. Así que creo que igual que se fichan o subcontratan muchos puestos de organización, no estaría mal dedicar a un señor con la responsabilidad de impregnar a todas y cada una de las personas de la empresas de los objetivos comunes y particulares. Y el que no quiera cumplir: «A la puta calle». Total se va a hundir la empresa igual…
Fijación de parámetros de eficiencia – Que además sirvan para el reparto de los presupuestos. Hoy en día, sea con cosas cuantificables, o mediante lógica difusa para los intangibles, es fácil fijar ratios o parámetros, pues ya que vamos en serio, seamos un DNI y un ratio. El que vale, vale, y el que no, es que no está en su puesto, o se mueve o lo movemos…
Menos burocracia – La burocracia implica corrupción. Pues dejemos de ejercer control sobre los que quieren generar riqueza. Una vez la hayan generado, veamos como lo ha hecho y dejemosló tranquilo, o démosle un hachazo, pero no pongamos palos en las ruedas para empezar.