Realmente es muy difícil, yo mismo, aunque escriba esto, soy el primero que incumplo el título muchas veces, el ritmo de vida, las prisas, las ocupaciones, los horarios, etc; pero vamos a reflexionar igualmente sobre ello. Tampoco perdemos nada…
¿Cómo estás? Esa parece ser una pregunta cordial, de amabilidad, o simplemente de primer contacto, pero encierra un gran mensaje interior, la demostración de interés (suponiendo siempre que no somos unos hipócritas). Todos vivimos pensando que tenemos que ser interesantes para alguien, para nuestros padres, para nuestros hermanos, para la familia, para los compañeros… ¡y es así! O debería ser, pero ¿cómo reforzamos esos lazos?
Cuantas veces nos olvidamos que haciendo hablar a otra persona, nos permite acercarnos un poco más a ella, a su día, a su vida, a sus intereses, a sus dolores, a sus traumas… Y lógica y sencillamente, la manera de hacer hablar a otras personas es mediante las preguntas. No quiero entrar a hablar sobre técnicas, ni PNL, ni psicología, ni nadená, simplemente quiero reflexionar sobre un nexo que une personas, la pregunta.
Pese que hay preguntas vacías, y también respuestas vacías, preguntar es una demostración de interés, así como lo es obtener una respuesta. A no ser que se trate de una conversación mal llevada, o un interrogatorio policial (y no es que yo sepa nada de esto… jejeje), hacer intercambios de preguntas suele enriquecer una conversación, y he ahí el quid de la cuestión.
Si cuando entablamos una conversación con una persona, lo primero que hacemos es explicarle lo bien o lo mal que nos va la vida, del partido de ayer, de tal político o del vecino del quinto, al acabar la conversación, qué sabremos de él ¿cómo se encontraba? ¿cómo le había ido el día? ¿quería comentarme algo? ¿estaba feliz por algún motivo? ¿habría alguna novedad en su vida?
Os propongo una cosa, a partir de ahora observar a las personas de vuestro entorno, y identificar a aquellos que lanzan preguntas contínuamente, o a los que no lo hacen, y vosotros mismos os sorprenderéis de los vínculos con unos y otros.
Finalmente, todos conocemos personas que hablan contínuamente, y ya no entramos si las conversaciones o temas son más o menos intrascendentes o interesantes, pero lo que si os puedo asegurar si los observáis, es que cuando «acaban» contigo, no saben nada de tí, y como leí hace poco en el discurso de Bobby Kennedy: […] aquellos que viven con nosotros son nuestros hermanos, que comparten con nosotros el mismo corto momento de vida, que solo buscan, como nosotros, la oportunidad de vivir la vida con bienestar y felicidad, disfrutando lo que la satisfacción y el logro les proporciona.[…] Así que, preguntemos un poco más a los demás, y plantaremos las semillas para ser un poco más felices…
O al menos eso creo yo ¿no?