¡Hola Internet!
Parece que fue hace 5 años que dejé de escribir, y es que hace 5 años que dejé de escribir. ¡Increíble! Pero yo sé que estáis ahí, agazapados, esperando un poco de chicha mecánica, ¡qué digo chicha! ¡Vamos a darle al porno mecánico!
Me vengo arriba pronto… bbbrrrr…
Aunque muchos pensaréis que segundas partes nunca fueron buenas, tengo que deciros que creo que es la cuarta vez que regreso. El proceso es algo parecido a esto:
- tengo un bajón de autoestima profesional y pienso: ¡voy a hacer un blog!
- recuerdo que yo ya tengo blogs y digo: ¡pues voy a retomarlo!
- actualizo enlaces, me sorprendo releyendo mis propias tonterías y pienso: ¡ya estoy listo para retomar el blog!
- en este proceso de semanas, recobro un poco de autoestima porque he acertado con algún comentario técnico del tipo: «Pues según la norma DIN la tolerancia es correcta» y resulta que era verdad. Y…
- el blog vuelve a quedarse triste y solo, perdiendo enlaces y recibiendo visitas (lo que realmente resulta muy sorprendente)
Pero esta ya es la buena, ahora que estoy dando otros tumbos profesionales tengo que aparentar, y para el postureo en Internet que mejor que tener un blog. Y no sólo un blog, el gustillo de responder a la pregunta de:
– ¿Ahora tienes un blog? – dicen «los otros»
– No, ya hace muchos años que lo tengo (¡Zas en toda la boca!) – digo yo con desinterés y altruismo.
Bueno, que tiemblen los gurús, inversores y aceleradores, he venido para quedarme. Alguien tiene que hacer de frenador. Frenadol no, frenador. Y mientras tenga café, claro.
Atentos a vuestras pantallas, estamos en el 2019.