Cuando era estudiante, una de las asignaturas que más vivamente recuerdo, básicamente porque me costaba mucho dormirme gracias a un profe de aquellos «motivante», trataba sobre tratamientos superficiales. A lo largo de mi carrera profesional me he ido encontrando con esta temática reiteradamente, lo que me dice varias cosas:
- tenía que haber estado más atento (tomad nota niños)
- parece ser que es un tema interesante
- cada vez estoy más cerca de la jubilación 🙂
Nunca he encontrado una fuente que lo explique de esta manera, pero tal y como lo retengo en mi memoria, es que de algún sitio copio, pues soy incapaz de generar estructuras de más de dos conceptos con o sin comas ;). Vamos a establecer una clasificación rápida de los tratamientos:
- modifican las propiedades del sustrato. Pueden ser tratamientos y/o recubrimientos
- no modifican las propiedades del sustrato. Recubrimientos (coatings para los modernos)
Como ejemplos del primer punto cabe citar:
- materiales que en el medio natural son estables, pero que ante alguna alteración crean capas externas de óxido, como el acero, el acero inoxidable, el cobre, el aluminio, etc, a través de un mecanismo de autoprotección, el pasivado
- materiales que mediante tratamientos térmicos, físicos o químicos pueden mejorar alguna propiedad del material
- térmicos: temple, revenido, recocido…
- térmicos/químicos: nitrurado, cianurado, difusión…
- mecánicos: shot peening, electropulido…
Del punto 2 podemos encontrar de nuevo varios grupos, y seguramente me dejo alguno, pero podemos hablar de:
– aportaciones de metales como cobreados, niquelados, cromados, plasma, nitruro de titanio…
– aportaciones composites o resinas generalmente con una base plástica y todo tipo de refuerzos: poliuretanos, epoxis, vinilos…
En general, y así siempre lo he hecho saber en el bar, los tratamientos superficiales buscan dotar a la superficie de un material de unas propiedades que de por sí mismo no tiene, ya que bajo unas determinadas condiciones:
- el acero al carbono se corroe
- los metales se desgastan
- el inoxidable
es caro«se pica» - el aluminio «se mancha»
- etc…
Y mediante tratamientos o revestimientos podemos separar los agresores más comunes: corrosión, desgaste, cavitación, ataque químico, abrasión,etc; de nuestros activos (sean equipos o instalaciones), y así obtener numerosas ventajas como:
- mayor duración de componentes
- mayor vida en servicio
- menor coste de inversión (materiales exóticos vs acero al carbono recubierto, p.e.)
- descuentos en supermercados… 😉
Gracias a Rubén por sus comentarios.
Gracias a Conrado, «el profe motivante».
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