Esta va a ser una entrada atípica, porque no tiene contenido técnico, pero es que tengo ganas de echarlo fuera, y a ver si escribiéndolo consigo aclararme.
No es nada muy trascendental, simplemente es que estoy haciendo limpieza en el despacho, porque ya no me caben los libros. Y tengo un gran problema a la hora de pensar que hacer con ellos, me es imposible separar que libros ya no quiero ¡porque los quiero todos!¡Miiii teeesssssssoooroooo!
Bien, digo que tengo problemas para separarlos, porque cada vez que cojo uno, y lo saco de la estantería, ya parece que me tiemble la mano, como cuando coges el plato de sopa a rebosar para llevar al comedor, y parece que tiembla hasta el suelo; entonces lo comienzo a ojear, y se produce el efecto gato de Shrek, me mira con esos ojos apenados diciendo: «Déjame otra vez en la estantería, umm, umm, no quiero ser yo, umm, umm». Y vosotros veréis, es como si os dijeran que devolvierais todas las cosas que habéis «cogido prestadas temporalmente» a vuestros amigos durante toda la vida, los mecheros, los discos, los libros, los bolígrafos, los cómics, las revistas, los libros, los apuntes, el cubo Rubik, las camisetas, los cromos o las pegatinas. ¡Ah! Y también los libros. Pues bien, así me siento yo, estoy acostumbrado a verlos ahí, y a saber que los tengo, y como dice mi mujer, y no se equivoca: «si no los va a volver a leer nunca más». Pero es igual, son míííííossssss.
Y es que lo he intentado todo, de «mentirijilla» claro. He pensado en darlos a amigos que les gustan algunas temáticas: los de historia para Fulano, las biografías para Mengano y los eróticos para Zutano, pero al final…¡no puedo! Deshago las pilas otra vez. Luego he intentado meterlos directamente en un carro de la compra, para dejar de verlos desde el momento en que los elegía, y así llevarlos a la biblioteca o a la iglesia, pero al final me autoconvenzo de que igual se los dan a alguien que los va a tratar mal, o que seguramente ya tienen esos libros y no los querrán, y hacer el viaje «pa ná», es tontería. ¡Si es que me cuesta deshacerme hasta de una enciclopedia de 1970!
Así que ese sentimiento, supongo que de tenencia, que todos tenemos hacia algo, algunos la magnificamos hacia una extraña actividad, y en algunos casos obsesión, el coleccionismo. Y lo de extraña actividad, lo escribo porque a lo largo de los años, he visto que las personas que no son coleccionistas, ven y entienden de otra manera nuestra afición, y no lo digo porque estén o dejen de estar equivocados, es porque no han vivido la experiencia de búsqueda que significa el coleccionar algo, y como dice el Sr.Eduard Punset en su libro «El viaje a la felicidad», muchas personas encuentra la verdadera felicidad en la búsqueda. Y el coleccionismo en una búsqueda sin fin…
Habéis visto lo que da de sí sacar unos libros de las estanterías, y eso lo digo rodeado de unas pilas de libros que he sacado para intentar separar, y ahora mismo, mientras escribo, tengo la sensación de estar en un vis a vis. Creo que al final voy a volver a guardar todos y quitaré unos cuantos; los pondré en el altillo, justo al lado de las otras cajas llenas de libros, de las últimas veces que le he dicho a mi mujer que iba a tirar algunos…
SSSShhhhh….
Yo la verdad tengo pocos libros y los pocos que tengo no me daría pena tirarlos…
Mientras quede internet….
Visión de Shaggy
Has pensado en ampliar las estanterías? La verdad es que yo tengo muchos libros también, y me pasa como a ti, no los tiraría. La solución ha sido ampliar las estanterías, y tener 900 libros en pdf.
Hola
Ante el comentario insensible y poco solidario de Rubén, voy a obviarlo…
;)
Y Tambuzi, en cuanto a la ampliación; va a ser que la ampliación, está encima del techo, y se llama altillo. En cuanto a los libros en PDF, la verdad es que no acabo de acostumbrarme. A mí eso de chuparme el dedo para pasar de hoja, y pensar que algún monje me puede haber impregnado de veneno las esquinas, es que me pone…
:)
Saludos a los dos